domingo, 11 de noviembre de 2012

Seguid así, gracias.



Es tan curioso ver cómo va avanzando tu vida como ver caer las gotas de lluvia por el cristal.
Hace tan sólo dos años, eras un muchacho inocente, adolescente, desgarbado y neurológicamente hormonado hasta las cejas y, ahora, simplemente te consideras como “yo”. Así, sin más.
Si echamos un ojo atrás vemos cómo hemos sido cómplices de tantas personas que ya ni siquiera podemos recordarlas a todas. Hemos pasado por tantas cosas que ya se desdibujan unas con otras. Algunos me dicen que lo que me pasa es que tengo muy mala memoria, yo les digo que lo que tengo son demasiadas emociones. Tantas, que rebosan.
Pero he aquí el quid de la cuestión. Son todas esas personas, olvidadas o no, a las que les debemos nuestra vida.
¿Quién sabe si yo, sin estas amistades, estaría aquí hoy escribiéndoos?
En el colegio que me vio crecer había una frase escrita en la pared; ésta era: “Tú eres el forjador de tu vida”. Siempre la tuve en mi cabeza dando vueltas y vueltas.
¿Si yo soy el forjador de mi vida, todo depende de mí? ¿Los demás no tienen nada que hacer conmigo? ¿Soy tan independiente?
Al final decidí que tú eres el arquitecto, tú eres el que propone el plan, ahora sólo te faltan jugadores.
Cada jugador, cada ficha, cada obrero, hace que seamos un poco más de otra manera. Porque, todos sabemos, que no somos lo mismo hoy que lo que seremos mañana.  
También tenemos el poder de dejar que nos ayuden, de acercarnos a aquellos cuyo punto de vista nos gusta para nuestro edificio, de ser ayudados por miles y miles de decoradores de interiores que moldeen nuestro espacio, que nos ayuden a crear nuestra realidad.
Este escrito es simplemente de agradecimiento, agradecimiento a todas aquellas personas que obraron conmigo, que obraron por mí, y que me ayudaron a ser como soy. Que me ayudaron en la vida pero, también a aquellos que me la hicieron más difícil.
No puedo si no agradecer a todos aquellos mamones que pusieron piedras en mi camino su inmensa valía en mi vida. Me ayudaron a saltar, a excavar y a pulir. Me ayudaron a ser y a no ser, me ayudaron a vivir como yo quería vivir.
Consiguieron que creara mi edificio, o, por lo menos, lo van consiguiendo.
Seguid así, gracias.

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