domingo, 30 de agosto de 2015

Aunque no deje de llover.

Un día firmamos todo.
Ahora toca recordar
y así, de ese modo,
volver atrás y retomar
el mundo justo en el lugar
donde nos obligó a bajar.

Dulce y amarga locura
que ansia y estremece
cada parte de mi ser 
cuando mi atolondrada mente
se piensa ante ti
volando, como antes,
aunque no deje de llover.

Un adiós que no duele.


Un adiós que no duele
es como un hasta luego
con el que evitas afrontar
que algo se va para siempre.

Un ayer sin hoy
fue como es pensar hoy
que mañana volverás a ser
lo feliz que fuiste antesdeayer.

Una ilusión perdida
es tratar de verte otra vez
igual de sonriente,
solo que que ya no sabes cómo.

Aunque todo se fue.



Aunque todo se fue
y ya nada queda,
aunque ya no brillamos
y tenemos miedo,
aunque cuesta vivir 
y molesta respirar,
siempre nos quedará pensar
que hubo un día en el que
ambos, juntos, fuimos poesía.



Tristeza de un poeta.


Tristeza para un poeta
es tener miles de versos,
versos sin nombre ni apellido,
versos casi gloriosos,
versos, en fin, huérfanos.

Tristeza para un poeta es
no poder desarmar con sus versos
ni poder regalarlos,
no compartir miles de ellos
ni poder robarte un verso.

La tristezza para un poeta son, en realidad,
esos besos.

Mientras muero.


Mientras muero
tú vives la vida 
que yo imaginé 
para los dos,
usando las armas
que tanto quería,
destrozándome el alma,
mi alma ya partida.