domingo, 11 de noviembre de 2012

Profundamente llano.


Hoy es día de escritura, hoy es día de pensamientos, hoy es día de escucharme.
La lluvia está empezando a desgarrar todo lo que me rodea, no sé qué hacer, no sé a quién llamar, no sé a quién acudir.
Llamo a mi mente, llamo a mi musa, acudo y te llamo a ti.
Debería dejar ir esta sensación, nunca fui muy de emociones fuertes. Pero esta montaña rusa me puede, esperemos no descarrile.
Os hablo de lo imposible, de lo inalcanzable, de lo más deseado, de lo menos propicio, de lo menos coherente, de vosotros mismos.
No pienso parar, no pienso dejar de esforzarme hasta que os conozca a todos, hasta que os entienda a todos, hasta que sea capaz de veros sin miraros, de sentiros sin estar seguro de que existáis o no.
Quiero entender cómo estamos hechos, pero, aún más, quiero entender por qué estamos hechos.
Busco una explicación matemática a los planes de vuestro “Dios”, lo sé, soy consciente de la imposibilidad. Pero es eso lo que me da ganas de más, lo que me llena la mente de ideas descabelladas, de locuras coherentes, de nimiedades que endioso, pequeñeces que me hacen feliz.
Encontrar está bien, es satisfactorio, pero buscar es más divertido, entretenido y placentero. Es encontrar cada día algo que te siga motivando a seguir buscando.
No busco respuestas enormes a preguntas inmensas, sólo busco pequeñas cosas. Sólo busco esa razón que hace que cada día me sea especial, que cada día tenga sentido.
Y la encuentro. La encuentro en la música, en un café lluvioso, en una gran actuación, en la bondad de algunas personas, en los ríos de lágrimas, en el Vodka de sangre triste, en los pequeños tropezones, en los grandes pequeños pueblos. En mí, en todos.
El optimismo es la cura a todo. Todo puede llevarse genial si se le añade una dosis de optimismo. El mundo no se acaba, aunque creamos en ocasiones que el nuestro sí. No es que nuestro mundo se acabe, es que nuestra realidad se ve dañada. Es que perdemos algún pilar de nuestra vida.
Todo está en que con optimismo y en nuestra eterna búsqueda de estas pequeñas cosas, sepamos levantar pilares nuevos que nos ayuden a seguir buscando.
No busco nada en particular, lo busco todo en general, los planes del destino, la explicación a todo y a nada. La mayor felicidad que considero, es la de ser capaz de ser feliz con tu vida, con esas pequeñas cosas encontradas día a día, sin aspirar a “encontrar la felicidad”. La felicidad está en todos nosotros, sin excepción, pero debemos ser capaces de verla y entenderla y, una vez asumida, seremos eternamente felices. Sólo tenemos que entender y saber que nosotros somos felicidad.
Sí la vida es una montaña rusa, hay que disfrutar con los loopings, los giros, las líneas rectas de velocidad increíble, pero nunca tener prisa por llegar al final. Porque ese final que parecen buscar algunos, no es otra cosa que la muerte y, en esta ocasión, no nos podemos subir a la montaña rusa otra vez, habremos perdido el tiempo queriendo llegar al final.
Así que, y para terminar, os invito, os aconsejo e, incluso, os obligo, a que busquéis mientras podáis. 
Sí alguien encuentra algo algún día, toque.

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