jueves, 29 de noviembre de 2012

Poemas de clase.


A continuación un poemilla escrito entre "Trucos fáciles para días duros" y "Kk habría una vez":

En el mundo donde el alma
sea un tren sin descarrilar,
donde las rosas no sufran
por amores sin sanar.

Donde usar la cabeza
se vea como normal;
y las máscaras teatrales
se reserven para actuar.

Donde la lluvia limpia,
el viento barre, y el sol,
como si fuese aliado
nos impregna con su calor.

Allí viven su historia
los que entienden de penas;
aquellos que son libres,
y los que cumplen condenas.

Los escritos son hallados
en las almas de la gente;
la literatura es vida
y no para dementes.

Aquel mundo que subyace
dentro de cada uno,
los instintos más internos,
sin salvarse ninguno.

El arte, música y poesía,
los amores y celos que las inspiran,
las lágrimas lloradas sin cobardía,
las risas y cada una de las alegrías.

Y rendirse no es opción
porque el alma vuela libre;
las estrellas como guía
sin que de nada nos priven.

Este nuestro pequeño lugar,
nuestro rincón de versos,
nuestro pequeño hogar
allí donde nacen los sueños.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Dijiste de venir.

Dijiste de venir
a verme una vez más
a mi humilde morada
de locura mordaz.

No sabía qué hacer,
no podía mover,
no me restaban fichas
para hacerte entender.

Por no hacerte daño
te hice por ver;
aquello fue un gran fallo,
te volví a pseudoquerer.

Quise aquella manera
que tenías de expresar
todas esas mis locuras
que acabaste por amar.

Nunca nada fue eterno,
tampoco nuestro beber,
beber común, moderno,
que hubo de perecer.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Deshagámonos de lo no humano.


Quiero manifestarme. Quiero daros a ver lo que es. Quiero daros a entender, mejor dicho, lo que veo que es.
No puedo vivir en un mundo sin artes. No puedo vivir en un mundo sin humanidades. No puedo existir si todo es objetivo. No creo en la ciencia absoluta.
Hoy me he dado cuenta, de la gran cantidad de gente que es tan cerrada que no conciben en su mundo de horarios encogidos y repletos esta dimensión necesaria para mi supervivencia.
No puedo comprender a un médico, un biólogo, un químico, un arquitecto, que no saben encontrar en la actuación, en la improvisación y en el arte la manera concebirse como personas.
El trabajo es el trabajo, y en eso estoy completamente de acuerdo, pero pienso que hay que dejar en tu vida tiempo para disfrutar de la danza, el teatro, el canto, la pintura, en definitiva, la improvisación de la vida.
La improvisación es la base de nuestra existencia, llena de decisiones rápidas y dudosamente seguras. De la improvisación, de las decisiones nace el arte. De la imaginación, de la pura y llana humanidad.
¿Cómo se puede ser humano si no se disfruta de la humanidad de los demás?
Siempre quise hacer llegar al mundo la necesidad que tiene el humano de compartir su vida. Pues bien, la mejor manera de hacerlo es asistiendo a obras de teatro, musicales, bailando, usando las mente de los demás como forma de aprendizaje, como forma de realización.
Para mí sí existe una cuarta dimensión, sí existe algo más, y ese algo es la red de conexiones que hay entre todas las mentes del planeta, y a la vez en cada una en sí, gracias al arte.
Un científico sin esta cuarta dimensión no es más que un objeto, algo objetivo del planeta, algo sin profundidad, sin humanidad.
No pretendáis hacerme creer que el trabajo os llena en sí. No me lo creo.
Algo que te hace llorar y reír como una obra de teatro, algo que te hace saltar de la silla y seguir  una serie de notas como es el baile, algo que te llena la boca de sentimientos como es el canto es condición sine qua non para sentirse humano.
Los sentimientos son arte. Las mentes son arte. Las ideas son arte, pasión, vida y aprendizaje.
Este escrito no va para intentar convenceros de nada, pues si habéis llegado a leer mi blog, merecéis todo mi respeto y admiración, dado que sois de esas pocas mentes que son capaces de entender lo que digo.
Esta entrada va para que me ayudéis, que me echéis una mano con todos aquellos zoquetes que no saben vivir, que no saben apreciar lo bueno de la vida, que no saben improvisar y que viven en el estrés eterno de su vida objetiva, medida y planeada.
Ayudadme a despojar del planeta ésta represión autoimpuesta del arte. Salvad a aquellos que podáis de una vida monótona y sin sentido. Tener en las palabras, en la música, en la voz, en las manualidades la fuerza que necesitáis para llegar al día siguiente, os hace especiales. Creéroslo, asumidlo y hacedlo ver.
Deshagámonos de la incultura y de la estupidez.
Deshagámonos de lo no humano.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Profundamente llano.


Hoy es día de escritura, hoy es día de pensamientos, hoy es día de escucharme.
La lluvia está empezando a desgarrar todo lo que me rodea, no sé qué hacer, no sé a quién llamar, no sé a quién acudir.
Llamo a mi mente, llamo a mi musa, acudo y te llamo a ti.
Debería dejar ir esta sensación, nunca fui muy de emociones fuertes. Pero esta montaña rusa me puede, esperemos no descarrile.
Os hablo de lo imposible, de lo inalcanzable, de lo más deseado, de lo menos propicio, de lo menos coherente, de vosotros mismos.
No pienso parar, no pienso dejar de esforzarme hasta que os conozca a todos, hasta que os entienda a todos, hasta que sea capaz de veros sin miraros, de sentiros sin estar seguro de que existáis o no.
Quiero entender cómo estamos hechos, pero, aún más, quiero entender por qué estamos hechos.
Busco una explicación matemática a los planes de vuestro “Dios”, lo sé, soy consciente de la imposibilidad. Pero es eso lo que me da ganas de más, lo que me llena la mente de ideas descabelladas, de locuras coherentes, de nimiedades que endioso, pequeñeces que me hacen feliz.
Encontrar está bien, es satisfactorio, pero buscar es más divertido, entretenido y placentero. Es encontrar cada día algo que te siga motivando a seguir buscando.
No busco respuestas enormes a preguntas inmensas, sólo busco pequeñas cosas. Sólo busco esa razón que hace que cada día me sea especial, que cada día tenga sentido.
Y la encuentro. La encuentro en la música, en un café lluvioso, en una gran actuación, en la bondad de algunas personas, en los ríos de lágrimas, en el Vodka de sangre triste, en los pequeños tropezones, en los grandes pequeños pueblos. En mí, en todos.
El optimismo es la cura a todo. Todo puede llevarse genial si se le añade una dosis de optimismo. El mundo no se acaba, aunque creamos en ocasiones que el nuestro sí. No es que nuestro mundo se acabe, es que nuestra realidad se ve dañada. Es que perdemos algún pilar de nuestra vida.
Todo está en que con optimismo y en nuestra eterna búsqueda de estas pequeñas cosas, sepamos levantar pilares nuevos que nos ayuden a seguir buscando.
No busco nada en particular, lo busco todo en general, los planes del destino, la explicación a todo y a nada. La mayor felicidad que considero, es la de ser capaz de ser feliz con tu vida, con esas pequeñas cosas encontradas día a día, sin aspirar a “encontrar la felicidad”. La felicidad está en todos nosotros, sin excepción, pero debemos ser capaces de verla y entenderla y, una vez asumida, seremos eternamente felices. Sólo tenemos que entender y saber que nosotros somos felicidad.
Sí la vida es una montaña rusa, hay que disfrutar con los loopings, los giros, las líneas rectas de velocidad increíble, pero nunca tener prisa por llegar al final. Porque ese final que parecen buscar algunos, no es otra cosa que la muerte y, en esta ocasión, no nos podemos subir a la montaña rusa otra vez, habremos perdido el tiempo queriendo llegar al final.
Así que, y para terminar, os invito, os aconsejo e, incluso, os obligo, a que busquéis mientras podáis. 
Sí alguien encuentra algo algún día, toque.

Seguid así, gracias.



Es tan curioso ver cómo va avanzando tu vida como ver caer las gotas de lluvia por el cristal.
Hace tan sólo dos años, eras un muchacho inocente, adolescente, desgarbado y neurológicamente hormonado hasta las cejas y, ahora, simplemente te consideras como “yo”. Así, sin más.
Si echamos un ojo atrás vemos cómo hemos sido cómplices de tantas personas que ya ni siquiera podemos recordarlas a todas. Hemos pasado por tantas cosas que ya se desdibujan unas con otras. Algunos me dicen que lo que me pasa es que tengo muy mala memoria, yo les digo que lo que tengo son demasiadas emociones. Tantas, que rebosan.
Pero he aquí el quid de la cuestión. Son todas esas personas, olvidadas o no, a las que les debemos nuestra vida.
¿Quién sabe si yo, sin estas amistades, estaría aquí hoy escribiéndoos?
En el colegio que me vio crecer había una frase escrita en la pared; ésta era: “Tú eres el forjador de tu vida”. Siempre la tuve en mi cabeza dando vueltas y vueltas.
¿Si yo soy el forjador de mi vida, todo depende de mí? ¿Los demás no tienen nada que hacer conmigo? ¿Soy tan independiente?
Al final decidí que tú eres el arquitecto, tú eres el que propone el plan, ahora sólo te faltan jugadores.
Cada jugador, cada ficha, cada obrero, hace que seamos un poco más de otra manera. Porque, todos sabemos, que no somos lo mismo hoy que lo que seremos mañana.  
También tenemos el poder de dejar que nos ayuden, de acercarnos a aquellos cuyo punto de vista nos gusta para nuestro edificio, de ser ayudados por miles y miles de decoradores de interiores que moldeen nuestro espacio, que nos ayuden a crear nuestra realidad.
Este escrito es simplemente de agradecimiento, agradecimiento a todas aquellas personas que obraron conmigo, que obraron por mí, y que me ayudaron a ser como soy. Que me ayudaron en la vida pero, también a aquellos que me la hicieron más difícil.
No puedo si no agradecer a todos aquellos mamones que pusieron piedras en mi camino su inmensa valía en mi vida. Me ayudaron a saltar, a excavar y a pulir. Me ayudaron a ser y a no ser, me ayudaron a vivir como yo quería vivir.
Consiguieron que creara mi edificio, o, por lo menos, lo van consiguiendo.
Seguid así, gracias.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Todo es relativo, y eso es así.



Todo es relativo, y eso es así.
No se me ocurre otra cosa para empezar ésta entrada sino de ésa forma.
Soy incapaz de entender lo absoluto, soy incapaz de ver lo seguro, quizá por eso vivo en un mundo de incontinencias, sinsentidos e improvistos.
Entiendo que hay quien pueda pensar que hay cosas absolutas que son así como tienen que ser, pero discrepo, discrepo enormemente.
Mi mente es demasiado inquieta, demasiado curiosa, variante y poco predecible, que lo único que hace es ver una serie de probabilidades en la vida diaria.
Hay una probabilidad entre millones de que me atropellen hoy, pero tranquilos, está contemplada. Hay una probabilidad entre billones de que me dé un ataque al corazón, tranquilos, también está contemplada.
Muchos pensaran que no saben cómo soy capaz de vivir así, en la inseguridad, en lo relativo. Pues bien, es gracias a que es esto precisamente relativo e inseguro que tengo  ganas de seguir avanzando.
Pienso que, si las probabilidades están ahí para mal, también las están para bien, y por ello pienso que cada día es un milagro.
No creo en los milagros.
Pienso que cada día uno puedo encontrar el amor.
No creo en el amor.
Pienso que cada día pueden hacerse millones de nuevas amistades con las que llegaremos lejos.
Así como tampoco creo en la amistad.
Todo tiene una explicación, todo puede ser interpretado. O mejor dicho, todo puede ser entendido, y comprendido. Sólo tenemos que entender a quien habla, que ser él durante un breve periodo de tiempo. Los locos no están locos dentro de su cabeza, es el mundo que hay a su alrededor el que está completamente equivocado.
Quizá es esto lo que debemos pensar, quizá es esto lo que debemos aprender de aquellos a quienes consideramos enfermos. Porque  no hay mejor manera de entender la vida, los sentimientos, (al fin y al cabo tan relativos), que escuchar a los que lo han pasado mal, a los que tienen dificultades, o a los que creen que todo está perdido.
Tal dimensión humana es la que la gente trata de absolutizar. No os empeñéis en etiquetar, en poner nombres a cosas relativas, pues en el momento de nombrarlas, ya las estáis dotando de un componente humano.
El vacio no debería llamarse así, simplemente no debería “llamarse”. Somos incapaces de comprender algo así, por mucho que queramos.
Yo vivo mi vida pensando en la aventura de cada día, pensando en lo maravilloso de otra luz, pensando que hoy pueden pasar tantas cosas agradables e impresionantes, que quien se atreva a llamarlas de algún modo no merece sino aburrirse durante el resto de su vida.
Aprovechemos que el ser humano tiene eso que llamamos sentimientos, poseemos uno de los bienes más preciados del mundo, algo indefinible.  
No lo defináis, pues. Sólo vividlo, por favor, dejad de ser tan absolutos, tan obtusos y tan inseguros que os tengáis que envolver en una realidad definida colectivamente para encontraros seguros, tal y como sólo hacen los locos.
Pero al menos ellos son originales.
Buenas noches, y buena suerte.