lunes, 24 de diciembre de 2012

Identidad.

"Por favor", es lo único que tengo que decir, rogar porque sepáis cómo sois, rogar porque tengáis suerte y lo sepáis pronto.
Sin identidad no existís, sois almas descarriladas del mundo que no tienen ni fin ni sentido.
Espero sinceramente que aprendáis a quereros como sois, a ser como sois, y a ser como queráis, pero hasta entonces os pido con toda la sinceridad del mundo, que me dejéis en paz. No estoy para ayudar hasta tal punto. Todos jugamos papeles indispensables en la vida de los demás, pero esos papeles están basados en una identidad clara, en unas pautas, en unas directrices. Por tanto, no pretendáis que los demás os descubran cómo sois por completo, ellos sólo pueden ayudar a que sepáis por dónde van los tiros, pero el trabajo es vuestro, sóla y únicamente vuestro.
Debéis tener en cuenta que sin identidad no podéis ser felices, y que para adquirir vuestra identidad quizá tengáis que equivocaros enormemente, pero cualquier precio es poco por conseguir encontrarse a uno mismo.
Si bien no se puede ir por este país sin carnet de identidad, yo prohíbo el paso a toda persona sin identidad, y lo mando automáticamente a la cárcel de personas que no sé cómo tratar porque en realidad ni ellos saben cómo quieren ser tratados.
Y aunque la confusión es divertida, y me hace fuerte, a veces me mete en situaciones poco viables para mí, en ocasiones, frágil mente humana sentimentaloide.
"El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaban desde la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era."
Con esta paradoja de Teseo, os quiero hacer ver que la identidad no es algo fácil de definir, y que a lo mejor me meto en camisa de once varas, pero os sigo instando a que cambiéis todos vuestros remos hasta que encontréis aquellos que os quedan tan bien que no hay otra posibilidad que decir ESA, y no otra, es vuestra identidad, indiscutible y totalmente personal.
Pero, y repito, hasta que no sepáis ser, no seáis conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario