sábado, 3 de junio de 2017

La respuesta a la vida, al universo y a todo.

Permitidme que os haga una breve reflexión. 
El universo es infinito, ¿no?, y, como infinito, imaginamos algo tan sumamente gigantesco y exageradamente grande como la distancia que hay entre dos números, por ejemplo el 1 y el 2. 
Infinita. 
Es difícil poder imaginarse algo tan terroríficamente inmenso, podría decirse que hasta es imposible para la forma de vida dominante y descendiente de los simios de un pequeño planeta llamado Tierra. Aunque Tierra es sólo el nombre que le dan en algunos lugares de tal planeta, ni ellos han sabido ponerse de acuerdo. 
Pues bien, si bien es cierto que el término infinito es aplicable al universo, también es cierto que el término finito debería ser aplicable al número de planetas en los que hay vida en él, pues es reconocido en la literatura universal que no todos los planetas poseen vida en ellos. 
Por lo tanto y reiterándome con el fin de dejarlo claro, el universo cuenta con un número finito de planetas con vida. 
Es por ello que en ciertos libros y revistas publicados 4 años plutonianos después del fin del universo (cuya descripción la abordaremos en otra ocasión) se postula que en realidad la vida es algo tan improbable y desdeñable que no incurriríamos en error al afirmar que pueda ser un simple error de programa, o incluso que ni que exista, dado que algo finito contenido en algo infinito es prácticamente muy poquita cosa. 
Debido a ello, cada vez que tiendo la ropa y llueve, simplemente respiro, recuerdo la importancia de la vida, y rápidamente se me pasa el estrés que me produce la estúpida relación que tienen el tiempo meteorológico y mi maldita lavadora.

KH

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