sábado, 20 de febrero de 2016

Pero luego respiro y se me pasa...



Desde que nos dimos cuenta de que usábamos la misma talla de pantalón

empezamos a tejernos cinturones de besos

y ahora que lo que se llevan son los tirantes

solo me queda un calcetín puesto

con el que colar las emociones

y dejar solo lo bueno,

quitando lo hueco que amarga

y decirte un último te quiero

que destroce tus estúpidas batallas

mientras me agobio y, no se, friego algo,

empano algo,

quiero a mi gato,

salgo a pasear,

miro la ropa tendida,

escribo cosas.

Porque a veces pienso que me muero, pero luego respiro y se me pasa.

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