Hoy se cierra. Pero temporalmente.
Por todos aquellos que han hecho que este año haya sido
llevadero, por las personitas que comparten tus ilusiones y tus logros, por los
que nunca daría un paso en falso.
Como aquella que se lesiona pero nos hace ver que está ahí,
y comparte con nosotros esa sonrisa que al principio parecía escondida en un
rincón de su mente y que sin duda, alegra el día y las ganas de verla una vez
más.
Como la que siempre tiene ganas de fiesta, y cuyo grado de
superación y flexiones a una mano nos hacen ver a todos que siempre se puede,
que nunca has de rendirte y que las dificultades no son tales cuando la intención
y la sonrisa las oculta.
Igual que esa que no para de hacernos reír, que está como
una cabra, y que no puede parar de hacer cosas. La que tiene días de
empanamiento completo pero cuya dedicación y esfuerzo son mucho más que
insuperables. Esa que te busca, y te pide que escondas su rasta para no sacarse
un ojo.
Luego está la chiquitina, la raggera en potencia, la mulata
bailante, la que nos hace ver que la edad es subjetiva, la que comparte día a
día su increíble buen humor y su tremendo optimismo. A la que ves y siempre
verás en el “pico” de un buen ragga.
Sin duda también ella, la que ha tenido un año difícil, a la
que los médicos ven como una bomba a punto de estallar cuando lo da todo sólo
como ella sabe. Con la que piensas que las dificultades sólo lo son cuando tú
las dejas ser. Desde aquí un mensaje: si tú no luchas, los soldados se cagan de
miedo.
Por supuesto mi pequeña confesora, mi as en la manga. Esa
que no lo puede evitar, es así de real, hablando mil dialectos pero sobre todo
el “niñadeshrek”. De las que encabezan una buena locura que sólo puede terminar
bien, de las que usan su habilidad para hacerte mejor persona.
Sin faltar la mayor, la que nunca para de inventar, la que nos
ve como somos, la que más se preocupa de las posiciones, la más valiente en
cuestión de discutir con la jefa. Su apellido lo dice todo, artistaza.
Y esa rubia gitana cuyos lios amorosos nos llevan por el
camino de amargura. La que siempre tiene algo que decir y un cigarro y buena
charla que ofrecer. Con la que no te cansas de hablar porque sabes que, al
final, todo es optimismo y ganas de vivir. Sigue así. Y sí, para mí siempre
serás rubia.
Él. El que no me va a fallar. Ese que aguanta mil cosas más
que los demás, porque me tiene a mí
agobiando a todo lo que se mueve. El nuevo chicodebaile que a todos dejó
pasmados nada más entrar. A ese que tampoco se le agota la sonrisa ni las ganas
de ayudar.
Y esa otra personita nueva que nos ha acompañado hasta el
final, que no ha puesto ni una pega y cuyo disfrute se ve a leguas. Esa amiga
de amiga que ha resultado ser amiga, directamente.
Y por último y no por ello menos importante, la que más.
La que más nos critica, la que más nos da palos y voces, la
que nos usa como monos de repetición… la que hace que todo esto sea posible.
La que nos espera porque sabe que al final viene lo mejor.
La que sin duda se deja los cuernos por nosotros. Una de las personas con la
mente más interesante que conozco. La que no para de inventar, inventar
maravillosas actuaciones y palabras y expresiones hasta la fecha desconocidas.
La que más nos quiere, a la que más queremos. La que nos
coge cariño casi sin darse cuenta.
La que se merece ser estudiada en los libros de filosofía. La del gracias por venir.
La enemiga de la acidez del mundo.
A todos y cada uno de vosotros no os quiero dar las gracias
por compartir algo que me gusta conmigo, no, os quiero dar las gracias por
estar en este mundo, por ser tan espectacularmente maravillosos y por ser más
que compañeros, amigos.
Un abrazo, y que bailéis sin cuesta.